FASUHA. Parque de la Hoya de Almerķa

“El verdadero sentido de la poesía sólo
lo poseen los árabes y las gentes que hablan
árabe. Las poesías no se dejan traducir ni pueden
ser traducidas. Si se las traduce, la estructura
poética se destroza, el metro ya no es auténtico,
la belleza de la poesía desaparece y no queda
nada que admirar en los poemas”

             al-Yahiz. Libro de los animales. IX

 

 

El “nombre del jardín” viene del verbo fasuha que significa:
ser claro, ser puro, o ser comprensible el habla.

El jardín se presenta como un mirador marayah que significa
“brillar, reflejar, nueva visión”.

Y es a la vez, un espejo maraya que invierte la relación con la 
Alcazaba de Almería.

Es una interpretación del “jardín del Paraíso” al-yanna
(Jardín de los jardines) que se repite en los versículos del Corán.

 

¿Cómo podría ser el nuevo jardín hispano-árabe de la Hoya junto
a la Alcazaba de Almería?

       Una poesía

Un jardín que surge de la imaginación, de la evocación de un sueño…

“Jardín que se desvanece en el aire”

Una caligrafía sobre el paisaje

       Una nube mágica donde se esconde Medea para esquivar a Teseo

El sueño se mezcla con la realidad y se desvanece en el aire

El jardín asciende por los bancales y cuelga en el aire como una ilusión mágica.

La Alcazaba y sus murallas aparecen encuadradas a través de sus intersticios.

Un jardín para mirar la Alcazaba

              Un sueño construido en el paisaje: un jardín imaginado


 

       En el Sueño de Polifilo de Francesco Colonna (Venecia, 1499), Polifilo

–desconsolado y suspirando a causa de mi estéril fortuna y mi adversa y mala estrella, llorando por un importuno y desgraciado amor, recapacitaba sobre lo que representa un amor no correspondido y cuánto puede hacerse amar quien no amase adentra en el sueño en un hermoso jardín…

Aquella extrema dulzura hizo surgir en sus ojos brillantísimos unas pequeñas lagrimas que parecían cristal transparente y perlas redondas, más bellas que las de Euríalo y que las que Aurora vierte a modo de rocío sobre las rosas matinales; y suspirando, aquella imagen celeste semejante a una diosa se disolvió en el aire entre un vapor de fragancia desconocida, como una espiral de humo de ámbar y almizcle que se eleva, oloroso, en el aire con gran placer de los espíritus celestes, y desapareció de mis ojos rápidamente junto con el sueño delicioso, diciéndome:

       “Adiós, Polifilo, querido mío que tanto me has amado”.

 

       Epitafio en el que habla Polia:

Caminante, detente un poco, te lo ruego. Esta es la tienda de perfumes de la ninfa Polia.
¿Preguntas quién es Polia? Polia es aquella flor hermosísima, perfumada con todas las virtudes, que, a causa de la aridez del lugar, no es capaz de volver a crecer ni siquiera con las lágrimas de Polifilo. Pero, si me vieras florecer como pintura eximia, te darías cuenta de que aventajo a todas en hermosura, y dirías:
       “Febo, la que tu ardor dejó intacta, fue muerta por la sombra”.
Ay, Polifilo, deja de lamentarte: la flor que se ha secado no revive jamás. Adiós.                  

 

 

Los jardines colgantes de Babilonia.

Hacia el año 600 a. C., Nabucodonosor II,
 rey de Caldea, quiso hacer a su esposa Amytis,
 hija del rey de los medos, un regalo que demostrara
su amor por ella y le recordara las hermosas montañas
de su florida tierra, tan diferentes de las grandes
llanuras de Babilonia.

Según las leyendas griegas, Semíramis fue hija de una
diosa siria de rostro de mujer y cuerpo de pez,
que la abandonó en el desierto para que pereciese.
 
Unas palomas se cuidaron de alimentarla.
Años después, fue la fundadora del imperio babilónico,
 donde se construyeron los jardines pensiles…
y desapareció del mundo, siendo transportada al cielo en
forma de paloma.

 

 

Hija fui del aire, ya hoy en él me desvanezco
  Calderón de la Barca. La hija del aire

 


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