A

Entra sigilosamente en la habitación donde su padre
está dormitando, se aproxima a él, tras soplar delicadamente
sobre su rostro, dice:
      “¿Estás durmiendo, papá?”

Y el padre, sin abrir los ojos, responde:
      “Sí; estoy durmiendo y sueño que estoy durmiendo.
       Sueño que estoy sentado en mi estudio durmiendo y
       se abre la puerta y entra la más hermosa,
       la más encantadora y la más cariñosa de todas,
       y se acerca a mí y me sopla con su dulce aliento,
y me dice

      “¿estás durmiendo, papá?”.

Entonces sueño que pienso que debe ser así como uno se
despierta en el paraíso”.

Recordando a Ingmar Bergman

 


Documento sin título