Alguien pensó en dar vida a una antigua estación de ferrocarril y convertirla en una casa para todos… es ya un bonito sueño.
Nuestra casa es muy especial, está junto al mar, una gran sombra en el camino. La “Casa del Mediterráneo” es un trozo de cielo recortado, un traje cortado y realizado a medida para acotar una nube.
Vemos a Alicante a través de los ojos de Eusebio Sempere. Los vagones de tren friccionan el aire, el nuevo parque filtra las brisas marinas, esas olas del mar de la Explanada se cristalizan en grandes planos quebrados: se dibujan 2 largas líneas que se convierten en la nueva explanada de Alicante, generando la gran columna vertebral del barrio. La estación se encuentra en su desarrollo, es una pausa en el paseo.
La casa del Mediterráneo debería ser capaz de reflejar el lugar al representa. Más que un edificio, la nueva casa es un espacio abierto, un paseo cubierto donde se encuentran grupos de personas, donde pasean juntos o se sientan a descansar: un lugar de reunión. La casa no es sólo una imagen, su identidad se materializa en la mente de la gente: sentarse juntos, reunirse, conversar. La propuesta procura transmitir una sensación de encuentro con los demás.
El patrón moiré es la referencia más valiosa a tener en cuenta para la intervención, aparece en la búsqueda de un nexo de unión de los diferentes países mediterráneos, al encontrarse tan relacionada con la artesanía de los tejidos. Tramas de hebras de diferentes tejidos que se desplazan y se superponen creando una geometría compleja donde se materializan y surgen formas nuevas. La integración de lo diferente (lo específico) permite poner en evidencia la singularidad de cada situación local, permitiendo reforzar su identidad y enriquecer al conjunto. Al superponer uno sobre otro, surge una nueva forma visual inesperada, que tiene que ver con el movimiento y con la visión.
El concepto arquitectónico, surge de entender la condición de lo “mediterráneo”, de las riberas situadas cada una a un lado. Hoy en día, la tipología de estación término está en desuso, y es fundamental la continuidad. De la misma forma, en la esencia de lo “mediterráneo” no se basa en la condición de borde, sino en la relación de una dualidad: lo que está aquí y lo que está en la otra orilla. Mi casa que está en esta orilla y tu casa que está al otro lado de este mar.
Se propone en el “parque del Mediterráneo” la nueva explanada de Alicante: la explanada de la Estación. Una gran alfombra que se extiende en la playa de vías, atraviesa la estación, y sirve de antesala para el acceso y bienvenida a la casa del Mediterráneo. Su geometría proviene de la investigación realizada por el alicantino Eusebio Sempere a lo largo de toda su vida: su obra gráfica tiene un marcado carácter dinámico. Planos quebrados realizados con delicadísimas líneas y a su vez con texturas unidireccionales que se superponen y se giran para poder visualizar formas nuevas. La nueva geometría de las olas, tiene su reflejo en el cielo, en las nubes. El nuevo paseo y la cubierta del conjunto se trabaja con un decidido planteamiento de unidad, donde se extiende hacia el interior de la estación, envolviendo todo el espacio. Suelo y techo es lo mismo, aquí y allí, envolviendo una realidad de comunicación. De igual manera que el programa: dos salas de exposiciones a un lado y a otro; la zona de oficinas a un lado y la zona de dirección enfrente. La volumetría generada en las naves laterales refuerza esta idea, abrazando al espacio central.
El estar no podía ser de otro modo, es el centro de la casa, donde recibiremos a todas nuestras visitas. Se respeta el carácter diáfano del andén de la estación, como una gran plataforma continua donde se plantea una gran versatilidad de su utilización. Se refuerza la evolución histórica de las sucesivas ampliaciones del andén con la nueva asignación de usos: el primer tramo es una ampliación de los espacios expositivos situados a ambos del mismo, en las naves laterales; la segunda parte del andén es la que se encuentra delimitada por la plataforma del techo del auditorio, donde se le asigna un uso de espacio escénico exterior, en prolongación con el espacio exterior de la estación.
El auditorio-salón de actos para 400 personas se encuentra bajo el estar a un nivel inferior, al que accedemos desde el andén con unas rampas longitudinales, y también con acceso independiente desde el exterior. Apenas perceptible, emerge con una ligera inclinación para convertirse en el mirador al parque. El resto del programa se sitúa a ambos lados del espacio central, el verdadero protagonista. Así, de este modo, no se ocupa una posición central, cedida a las zonas de espera y de carácter totalmente público. En la propuesta se ha tenido en cuenta la flexibilidad de los espacios, el posible cambio de uso, y de esta forma se disponen estableciendo un diálogo visual y físico entre ellas. Se propone una cafetería en la planta baja y el restaurante en la planta primera, con un acceso independiente.
La estación desnuda en sus extremos, ha llevado a disponer una cubierta que unifique su volumetría y tratamiento. Se confecciona como un enorme traje, donde se cortan a medida cada pieza para su encaje delicado. Las nuevas cubiertas de las naves laterales se realizan con cerchas de acero galvanizado en caliente, vidrio autolimpiable y lamas de aluminio.
Una cálida tarima de madera, realizada reciclando las viejas cerchas de madera de las naves laterales. Su disposición a modo de una gran alfombra que se extiende genera un ambiente continuo del espacio ocupado por los antiguos andenes. Un pavimento técnico preparado con todas las instalaciones necesarias para una completa flexibilidad de uso. En la parte superior, una alfombra de vidrio inteligente, que se quiebra y reacciona adecuadamente con el tiempo. Capta la energía solar, protege de los rayos solares, permite la visibilidad controlada y el control variable del oscurecimiento.
Se propone incorporar la nave de mantenimiento al conjunto arquitectónico, retranqueando la última crujía añadida en su evolución. El uso asignado es de gran espacio polivalente para realizar conciertos de música, representaciones teatrales, etc. Su volumetría se entiende en continuidad con la estación y se considera necesario mantenerla a fin de preservar y potenciar la memoria del lugar y lectura histórica.
El criterio de integración con el medio en el que se asienta la casa del Mediterráneo es compaginar la rehabilitación de un edificio existente, y la adecuación a nuevos usos, con la utilización conjunta de energías renovables, con la finalidad de reducir el consumo energético.
Se utilizan vidrios dobles con paneles fotovoltaicos incorporados, estores mecanizados fotovoltaicos (producción de electricidad generando sombra). Se propone utilizar energía geotérmica, aprovechando el calor del suelo para climatizar y obtener agua caliente sanitaria, y que experimentalmente, en continuidad con los avances tecnológicos de telas-toldos patentados con paneles fotovoltaicos incorporados, se propone que en la envolvente del edificio se realicen prototipos para captar la humedad de las brisas marinas y producir agua a partir del ambiente, tomando como referencia la investigación de los mecanismos de la vegetación para captar con éxito esta humedad (tamarix).
La volumetría y materialidad de la propuesta se orientan a conseguir la mejor integración con el medio natural y minimizar el impacto mediambiental.