En el artículo de Walter Benjamin Mummerehlen redactado en los años 30’ contaba un corto verso de la poesía infantil describiendo objetos y cosas que había en el estudio del fotógrafo. “El pequeño verso está deformado; sin embargo, en él cabe todo el mundo deformado de la infancia. La Muhme Rehlen que alguna vez lo habitó ya había desaparecido cuando lo oí por primera vez. Pero la Mummerehlen era aún más difícil de rastrear. A veces creía reconocerla en el mono que nadaba en el fondo del plato entre el vapor de la cebada perlada o de la tapioca. Me tomaba la sopa para aclarar la imagen. Puede que viviera en el lago Mummel y sus aguas inertes la cubriesen como una gris pelerina. Lo que contaron (o quizá tan sólo querían contarme) de ella no lo sé. Era lo mudo, lo que cede, una especie de copos que nublan el corazón de las cosas lo mismo que la tormenta de nieve al agitar las bolas de cristal. A veces yo flotaba en medio de todo aquello. Era cuando me ponía a pintar acuarelas. Los colores que mezclaba me teñían. Aun antes de aplicarlos al dibujo, me ocultaban.”